La crisis de COVID-19 ha generado una situación de alarma nunca antes vivida . Millones de personas se encuentran confinadas en sus hogares y lo estarán durante un periodo de tiempo que aún puede alargarse varias semanas o incluso meses.
Este nuevo escenario conlleva un notable incremento en la carga habitual de la Red. Servicios de teletrabajo, contenidos audiovisuales de ocio y entretenimiento, aprendizaje en línea y la necesidad de comunicarnos con familiares y amigos han provocado un cambio importante en el uso que hacemos de internet. Ante esta situación, es lógico plantearse si la infraestructura de red podrá soportar esta sobrecarga.
Durante las primeras semanas de confinamiento, esta infraestructura ha mostrado un buen comportamiento sin incidencias remarcables, de forma que no se prevé que en las próximas semanas varíe significativamente su rendimiento.
LOS SERVICIOS DE LA ECONOMÍA DIGITAL
Los servicios de la economía digital que nos permiten enviar correos electrónicos, teletrabajar, estudiar online, disfrutar de contenido audiovisual en streaming o jugar necesitan la infraestructura de telecomunicaciones para el establecimiento de conexiones y el envío de los datos (ver figura 2).
Más que a un fallo de la propia infraestructura de red, la pérdida de calidad de un servicio corresponde típicamente a una sobrecarga de los servidores de los proveedores del servicio –es decir, de los ordenadores que albergan la información de las páginas web, aplicaciones, etc.–.
El teletrabajo ha obligado a los empleados a utilizar aplicaciones que no están dimensionadas para la sobrecarga actual. Las empresas se han encontrado que el número de licencias de las que disponían para el teletrabajo no permitían, en muchos casos, cubrir el servicio a la totalidad de la plantilla.
Los departamentos de TIC de muchas empresas han trabajado con urgencia para ajustar sus servicios a las necesidades actuales, adquiriendo nuevas licencias y redimensionando sus equipos proveedores de servicio.
No obstante, esta tarea no siempre se puede realizar de un día para otro y se debe valorar la inversión que supone solventar esta situación de emergencia. Por eso, podemos encontrarnos con limitaciones en el servicio.
CONCLUSIÓN: CÓMO HACER UN USO RACIONAL
Las situaciones de crisis nos obligan a vivir retos que se pueden convertir en oportunidades de aprendizaje de cara al futuro. El confinamiento en el hogar tiene muchos aspectos limitantes, pero ha obligado a cambiar el modelo de trabajo de muchas empresas.
Las infraestructuras de telecomunicación han permitido seguir trabajando, estudiando y disfrutando de videojuegos y contenidos audiovisuales desde casa. Utilizarlas convenientemente es un deber para facilitar que el país pueda seguir funcionando lo mejor posible en estas duras condiciones.
Es un buen momento para tomar conciencia de que no siempre utilizamos las infraestructuras de la forma más óptima. Cuando un recurso abunda, no nos preocupamos, pero cuando se hace necesario racionalizarlo es el momento de pensar cómo sacar el máximo provecho.
Tenemos una infraestructura de fibra óptica que se encuentra entre las mejores de Europa y, debido a nuestros hábitos de uso, normalmente la infrautilizamos. Es habitual que tengamos varios dispositivos conectados vía wifi en los hogares, compartiendo un espectro radioeléctrico limitado. Un gran número de dispositivos inalámbricos conectados simultáneamente llevará a una interferencia entre ellos que bajará el rendimiento del canal de comunicaciones, no permitiendo aprovechar la capacidad de servicio contratada por fibra en su totalidad.
Si conectamos por cable aquellos dispositivos que consumen más datos directamente al router, estaremos aprovechando al máximo la capacidad del servicio contratado a la vez que evitamos pérdidas de rendimiento e interferencias con los vecinos.
Las redes inalámbricas tienen numerosas ventajas, pero debemos liberarlas para aquellos usos que lo requieran y utilizar las infraestructuras por cable siempre que sea posible. Por ejemplo, los servicios de teletrabajo, videoconferencias y streaming de contenidos siempre funcionarán mejor con una conexión por cable.
Por último, en relación a la posibilidad de conexión inalámbrica con la red móvil, la recomendación es dejarla solamente para aquellas situaciones que así lo requieran por encontrarnos fuera del domicilio o por la imposibilidad de conectarnos a una red fija. Si todos contribuimos con un uso racional, podremos aprovechar mucho mejor las infraestructuras de las que disponemos.
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